viernes, 24 de marzo de 2017

Mak Filiser falleció abandonado por su familia en un asilo. Lo que dejó bajo su almohada hizo llorar a todos

Esta es una historia que acabamos de encontrar al navegar por el internet, es la historia de un anciano que, como muchos otros, pasó sus últimos días de su vida en un asilo, olvidado por todos, comenzado por su familia que lamentablemente lo visitaba rara vez.
Es la historia del señor Mak Filiser, que en una mañana de soledad, volvió a la casa del padre, y mientras los enfermeros que cuidaban de él, quizá con benevolencia pero también con mucha superficialidad, hallaron una hoja doblada. Uno de ellos, tras leerlo decidió mostrárselas a sus colegas, como advertencia, como lección para encontrar tiempo de cuidar no solo el cuerpo, sino el espíritu de las personas que están a su cargo.
La hoja que halló el enfermero era una poesía con el título: “Escorbútico Viejo”:

Escorbútico Viejo
¿Qué ves enfermero? ¿Qué ves?
¿Qué estás pensando… cuando me miras?
¿Ves un hombre viejo, irritable… no muy sabio,
con hábitos inciertos… con ojos lejanos?
Que regatea con la comida…y no responde,
cuando dices en voz alta…¡espero que la pruebes!
¿Y que pierde un calcetín… o lo zapatos?
Que a veces resistiendo y a veces no… te permite hacerlo
a tu manera, bañarse y comer…
¿así para llenar el largo día? ¿Es esto que
estás pensando? ¿Es esto que ves?
Abre los ojos enfermero… no me estás mirando a mí.
Acepté el regalo de nacer… y comí según su agrado
He sido un niño de 10 años… con un padre y una
madre, hermanos y hermanas… que se amaban.
Un joven de dieciséis años… con las alas a los pies
soñaba que pronto… encontraría a una mujer para amar.
Fui un esposo de veinte años… con el corazón que se me
salía por el pecho.
A los veinticinco años… tuve junto a mí a mi esposa.
Que necesitaba de mí para seguir adelante… y tuve una
casa y era realmente feliz.
Un hombre de treinta años… mis hijos crecieron rápidamente,
unidos entre ellos… con una relación que debería durar.
A los cuarenta años, mis jóvenes hijos… crecieron y siguieron
sus caminos, pero mi mujer se quedó junto a mí… para ver que todo fuera bien.
A los cincuenta años, una vez más… los niños jugaban sentados en mis piernas,
y luego me llegaron los días oscuros, mi mujer murió.
Miraba el futuro…y sentía escalofríos de terror.
Y crecieron mis hijos…y también sus hijos.
Y hoy pienso en los años transcurridos… y al amor que conocí.
Ahora son un hombre viejo.. y la naturaleza ha sido cruel.
Es una burla la vejez… te miran todos como si fueras un imbécil.
El cuerpo se deshace… la gracia y la fuerza, desaparecen.
Pero dentro de esta carcasa vive aún un joven,
y de vez en cuando… mi corazón se inflama y me vuelvo incierto.
Recuerdo las alegrías… recuerdo el dolor.
Y estoy amando y viviendo… la vida de nuevo.
Pienso en los años, que siempre son muy pocos… y que
pasaron rápidamente.
Y aceptar el hecho desnudo y crudo… que nada puede durar.
Por lo tanto, gente abran los ojos… abran y vean.
No ven un nuevo viejo e irritable.
Miren más de cerca… ¡me ven…a mí!
No abandonemos a nuestros ancianos, no los dejemos
en la soledad que a menudo la vejez obliga a sufrir.
Recordemos que son personas, con una vivencia, una sabiduría,
una historia que contar…
Mak Filiser

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