viernes, 24 de diciembre de 2010

Navidad, dulce Navidad: ¿De veras?

Si cuando piensas en Navidad únicamente piensas en alegría, fiestas, compartir con familiares y amigos, regalos y muchas otras cosas agradables, mis felicitaciones.

Sin embargo, si más que diversión, para ti la Navidad representa mucho trabajo, esfuerzo, gasto de tiempo y dinero, y mucho estrés, debes saber que no estás sol@. Para muchas personas la época navideña es una fuente de mucha tensión.

Si este es tu caso, continua leyendo las recomendaciones que te ofrezco para que tu Navidad resulte más relajada y placentera.

Toma control, planifica - Aunque rara vez se tiene control absoluto sobre las cosas, si planificas bien, evitarás tener una lista interminable de cosas para hacer a último minuto. Toma un calendario y planifica las actividades que debes o deseas hacer cada día. Dejar muchas cosas para hacerlas en poco tiempo, aumenta el estrés y puede generar ansiedad
Habla con tus hijos sobre el dinero – Esta época es una excelente oportunidad para educar a los niños sobre la diferencia entre querer algo y necesitar algo. Si los regalos que piden son demasiado costosos para tu presupuesto, explícales la realidad. Si todavía piensan que Santa Claus o los Reyes Magos son los que traen los juguetes, explícales igualmente que éstos tienen que regalar a muchos niños y, por tanto, hay limitaciones en lo que pueden comprar. No alientes a los niños a pensar que el precio del regalo que reciben representa cuanto amor les tienes o cuan valiosos son ellos como personas. El mensaje debe ser que cualquier regalo que reciban es una muestra de amor y cariño.

No compitas con tu ex por los regalos – No te dejes seducir por la idea de que tu regalo debe “ser mejor” que el de tu ex –pareja, no compitas, eso solo crea estrés. Tu regalos solo deben ser parte de tu relación con tu hij@. Si tu ex puede hacer regalos más costosos, perfecto, qué bien por tus hijos. Transmite a tu hij@ la idea de que le obsequias lo mejor que puedes y que tu amor no depende del precio del regalo. Posiblemente, disfrutará más de un regalo modesto si lo comparte contigo que de un regalo costoso que proviene de alguien que no le presta suficiente atención.

Frena la presión de tiempo, relájate – No sientas que debes participar de todas las actividades a las que te invitan. Selecciona aquellas donde esperas disfrutar más y amablemente, excúsate de las otras. Dedica un tiempo a diario (aunque sea poco) para descansar, atenderte a ti y relajarte.

Problemas con familiares – Si sabes de antemano que te encontrarás en alguna actividad a algún familiar con el que tienes dificultades, planifica como actuarás. Ese no debe ser el momento de arruinar la fiesta a los demás participando en altercados. Decide si es adecuado asistir a la actividad. Si lo es, entonces trata de evitar a la persona. Enfócate en compartir con las demás personas y evita hacer comentarios o gestos que puedan dar lugar a que la persona sienta que la estás provocando. Recuerda, aunque no puedes controlar la conducta de esa persona, si puedes controlar la tuya.

Si recién perdiste a alguien querido – Si te sientes triste porque ya no tienes a alguien importante en tu vida (ej. falleció o rompieron la relación), evalúa tus opciones. Si verdaderamente no te sientes como para celebrar, puedes explicar la situación y excusarte de la invitación. Por otro lado, a veces, el participar de la actividad puede ayudarte a sentirte mejor. En ocasiones, el actuar primero como si se estuviese feliz puede facilitar el que luego se llegue a sentir felicidad y disfrute. Es similar a cuando se prueba algo de comer sin deseos y de pronto, nos percatamos de que teníamos hambre.

Y, ¿si es depresión? – Te recomiendo buscar ayuda profesional en persona. La depresión es una condición mental que responde bastante bien al tratamiento adecuado. Si sospechas que puedes estar experimentando depresión (ej. dos o más semanas triste o con pérdida de interés en cosas que antes disfrutabas), te recomiendo leer mi “blog” Depresión Mayor: ¿Qué es? Aunque el diagnóstico solo lo puede hacer un(a) profesional que te evalúe en persona, ese “blog” te ofrece orientación sobre el tema y te describe cuales son los síntomas, así como mitos y realidades sobre la condición. Recuerda, existe ayuda efectiva tanto por psicólogos como por psiquiatras, no esperes más para procurarla.

Busca dentro de ti y haz que tu Navidad sea lo que tú deseas que sea. No permitas que los mensajes de la sociedad o de los medios de comunicación definan o impongan lo que debe representar esta época en tu vida. Recuerda que siempre podemos reevaluar nuestras creencias y actitudes y decidir si vale la pena seguir viviendo nuestra vida guiados por éstas. Si concluyes que no es así, este puede ser un buen momento para regalarte nuevas creencias que te ayuden a mejorar tu vida y aumentar tu bienestar. ¡Feliz Navidad!

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